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No todo el embutido es igual, por lo que es importante reconocer su calidad y consumirlo con moderación dentro de una dieta saludable
Chorizos hay de muchas clases (extra o no extra), lugares de origen e incluso con variedad de ingredientes y añadidos. Pero para identificar un embutido de alta calidad de otro algo inferior hay que revisar algunas pautas: entre ellas, los ingredientes, el origen de la carne y hasta los aditivos que contiene. Aun así, después surge otra pregunta: ¿resulta compatible comer chorizo con seguir una dieta saludable? Hablamos con expertos y consultamos a distintas entidades de nutrición para hallar las respuestas.
Para que un chorizo lo sea tiene que cumplir unos requisitos simples: elaborarse con carne picada y grasa de cerdo -en un par de variedades como la navarra y la soriana se incorpora un porcentaje de vacuno- e incluir sal, ajo y un generoso aporte de pimentón como especia principal, responsable de su color rojo y de su sabor característico. Dependiendo, una vez más, de la variedad, se pueden añadir otras especias.
Más allá de la variedad o la procedencia, es precisamente este principio, el de la calidad, el que siempre debe primar el consumidor. Según el Consorcio del Chorizo Español, "el principal criterio es el origen y el nivel de todas las materias primas utilizadas". Por ley, existen dos categorías: extra y no extra. Para poder llevar la etiqueta "extra", el producto debe seguir una serie de requisitos. Aquellos que no lo cumplen son "no extra".
El chorizo extra garantiza un mayor porcentaje de carne magra, que además procede en mayor medida de zonas nobles como la paleta o el lomo, e incluye ajos, sales y pimentones dulces y/o picantes de mejor calidad.
La incógnita está en el interior.
Otra cuestión que preocupa a los consumidores es la de los conservantes y los colorantes: ¿sí o no? La Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE) recuerda que se trata de aditivos autorizados y evaluados por el Comité Científico de la Alimentación Humana (SCF) o la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). "Los conservantes resultan elementos clave para la seguridad alimentaria, ya que evitan el crecimiento de microorganismos patógenos, mientras que los colorantes se usan en cantidades muy pequeñas y, a menudo, tienen un origen natural, como por ejemplo la pimienta", explica. Los controles de la Unión Europea sobre estas sustancias son, además, muy rigurosos y están continuamente reevaluados.
Por su parte, el Consorcio del Chorizo Español señala que, si bien en algunos productos, presentaciones o formatos se utilizan conservantes con el fin de alargar su vida útil y proporcionar seguridad a los consumidores, también "la tendencia actual consiste en dirigirse a un consumidor cada vez mas informado, exigente y preocupado por su salud con un producto lo más natural posible". De ahí que cada vez abunden más los chorizos sin ningún tipo de aditivo, que solo añaden a la receta sal y pimentón como conservantes naturales.